Leo tus palabras una y otra vez, con la intención de aprehenderlas e interiorizarlas, porque no quiero apresurarme al darte una respuesta. No puedo negarte que me causan una desazón considerable, pues hablan del duelo que está enfrentando tu corazón dolido en estos instantes.
Es inevitable sentirme responsable de eso, y créeme que quisiera que esto no estuviera pasando. Te puedo asegurar que no estoy jugando con tus sentimientos.
Comprendo que te cuestiones mi proceder, que dudes de lo que te digo, o que sufras al vislumbrar que lo nuestro no tiene sentido.
Pero quiero que nos centremos en lo que sí tenemos, en lo que compartimos, en la oportunidad que tenemos a diario de interactuar para sentirnos cercanos.
Lamento que tengas la impresión de que te limito, sin embargo, hoy te invito a que busquemos las formas de seguirnos demostrando que lo nuestro no merece morir.
Que no venza el desamor, sin importar si nos hablamos o no, que al final de cuentas, tú y yo sabemos que seguirnos amando es y será todo un reto, digno de ser intentado.
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